Seguramente si existe algo que atraiga la curiosidad humana relacionado a lo que conocemos como “adivinación”, son las Runas. Definido principalmente como un alfabeto que surgió de los pueblos Indoeuropeos alrededor del 4.000 A.C, que posteriormente derivó en el Protogermánico y de él surgieron otros alfabetos.

A raíz de los descubrimientos arqueológicos principalmente en Europa del Norte, es que las Runas “salen al mundo”, y comienzan a ser un poco más conocidas. Las Runas tienen tantos aspectos desde los cuales podemos estudiarlas, que podríamos invertir mucho tiempo en ello. Gracias al trabajo dedicado y profesional de algunos investigadores durante el siglo XX, hemos podido acceder a este fascinante y tremendo conocimiento.

El estudio y práctica de las Runas nos permite adentrarnos en un terreno cada vez más amplio, ya que a medida que las usamos para diferentes propósitos, se abren otros caminos y otras posibilidades. El uso más común que se reconoce a las Runas es el uso como herramienta de predicción, pero también podemos utilizarlas para prácticas mágicas con muchas variaciones, otro uso es el yoga rúnico, que fue desarrollado por magos alemanes durante las primeras décadas del siglo XX, y otros usos más específicos.

El alfabeto rúnico, para ciertos magos y magas, también en un alfabeto sagrado y mágico como lo es el sánscrito, el árabe, el hebreo y el chino mandarín. Solo pensemos en lo poderosa que es la magia rúnica, si el propio Odín (padre de todo) sacrificó uno de sus ojos para acceder a este conocimiento según nos cuenta la mitología nórdica.