La canalización, el mediumnismo, la clarividencia y otras facultades psíquicas han sido objeto de estudio e investigación durante mucho tiempo.
Distintas disciplinas, como la psicología, la psiquiatría y la neurociencia, han analizado estos fenómenos. Aunque la ciencia oficial tiende a considerarlos casos excepcionales, se ha demostrado que ciertas personas, especialmente aquellas que han experimentado traumas profundos en la infancia, desarrollan estas habilidades como un mecanismo de supervivencia.
Por ejemplo, quienes han vivido traumas muy violentos desde una edad temprana suelen activar su cerebro reptiliano, el cual se enfoca en la supervivencia.
Esto hace que su sistema nervioso y psíquico permanezcan en un estado de alerta constante, incluso de manera inconsciente. Esta hipervigilancia puede llevar al desarrollo de facultades psíquicas, ya que estas personas sienten la necesidad de anticiparse a eventos que perciben como amenazas.
Sin embargo, no es necesario haber sufrido un trauma para desarrollar estas habilidades. Incluso quienes han trabajado en sanar sus heridas pueden aprender a expandir y dominar sus facultades psíquicas sin que estas estén ligadas al miedo o la tensión.
Muchas personas que ofrecen servicios de sanación o canalización a menudo experimentan un agotamiento extremo después de sus sesiones.
Esto se debe a que, sin darse cuenta, reviven sus traumas al activar sus facultades psíquicas. Es crucial entender que estas habilidades ya están desarrolladas, pero no es necesario revivir el dolor para utilizarlas.
El desafío está en aprender a activarlas de manera consciente y equilibrada, sin caer en la reactividad emocional.
Por otro lado, hay quienes son conscientes de sus facultades psíquicas, pero no saben cómo dominarlas.
Estas personas pueden beneficiarse de prácticas y técnicas que les permitan armonizar su mente, emociones y acciones. La coherencia entre lo que piensan, sienten y hacen es clave para lograr un mayor control sobre estas habilidades.
Este blog busca invitar a la reflexión sobre temas que muchas personas sufren en silencio. A menudo, estas experiencias son incómodas o difíciles de compartir, ya sea por miedo al rechazo o por la falta de información confiable.
Algunos no se atreven a hablar con un psicólogo o un terapeuta holístico por temor a no ser tomados en serio o a encontrarse con alguien que no esté debidamente informado.
Mi sugerencia es que te informes sobre casos similares al tuyo y te atrevas a hablar de tus experiencias.
Si al compartirlas con amigos o familiares encuentras rechazo, no te desanimes. Busca otros espacios o personas que puedan entenderte.
Es posible que encuentres a alguien que haya pasado por lo mismo y te recomiende un libro, una técnica o un curso que le haya ayudado a dominar sus facultades psíquicas.
No tengas miedo de explorar quién eres y lo que te sucede. No estás solo, y lo que experimentas no es algo negativo ni significa que estés siendo atacado por entidades externas. A veces, sólo es la sabiduría más profunda de tu consciencia la que desea abrirse paso provocando episodios que pueden ser confusos. Debes recordar que no estás solo.
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