Podríamos decir que es imposible pensar o concebir un acto mágico sin la “presencia” o invocación del Dios o Diosa (o ambos) necesario para el buen auspicio de nuestro propósito mágico.
Estamos acostumbrados a “trabajar” con panteones de distinto origen; hindú, romano, griego, celta, egipcio, africano, escandinavo, etc. Y más aún, confiamos en la intervención de la deidad en cuestión atribuyéndole la total responsabilidad del logro de nuestro objetivo.
En Instituto Arcano Paracelso nos inclinamos por un origen extraterrestre de los dioses y diosas, en que alguna vez en un pasado muy remoto, seres provenientes de otros universos, galaxias, dimensiones, etc., visitaron este planeta y entraron en contacto con los humanos de ese entonces. Claramente, ya sea por planificación E.T o por falta de comprensión de lo que estaban viendo, el ser humano de ese entonces le otorgó la categoría de Dios-Diosa a esos seres “que llegaron de las estrellas”.
Muchos investigadores se inclinan por este planteamiento, toda vez que las tablillas sumerias como los textos hindúes más antiguos y por supuesto nuestros queridos egipcios antiguos, hablan de los mismo en sus escritos…que los “dioses llegaron de las estrellas”.
De acuerdo a muchos investigadores, estos Dioses y Diosas recibieron una “personalidad” y “atributos” de la cultura en la cual se asentaron. Sabemos que por ejemplo Odín (Escandinavo), Zeus (griego) y Júpiter (romano) son el mismo ser o la misma entidad que comparte características y dominancias divinas según la cultura que lo divinizó.
Finalmente, la pregunta sería… ¿Existen realmente los dioses y diosas? Si fuera asi…¿Escuchan nuestras súplicas? ¿Nos asisten cada vez que los invocamos? Muchas preguntas para tan pocas respuestas, y para tan poca reflexión al respecto.
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