Primero, es necesario diferenciar la magia de salón (prestidigitación) de la Magia real (Teúrgia). La primera está orientada al espectáculo, el entretenimiento, y se le llama también ilusionismo. En cambio, la segunda es un arte, el arte de influenciar energéticamente el entorno con la finalidad de generar cambios según la voluntad del Mago o Maga.
Y es aquí donde surge el primer resquemor; Magia = Diabólico. Es necesario aclarar que la Magia ha acompañado al ser humano desde que apareció en este planeta. El ser humano fue tomando consciencia de esta habilidad a medida que fue comprendiendo los fenómenos que observaba en la naturaleza, por lo que Magia es natural.

La asociación a lo diabólico o a lo demoníaco es una invención de las religiones con la finalidad de generar miedo y mantener cada vez más al ser humano sumido en el temor. Todos podemos “hacer” Magia, y no tiene nada que ver con lo diabólico o maligno, si no que dependerá de las intenciones de quien la esté practicando.
Y es aquí donde diferenciamos según las etiquetas que hemos generado para distinguir los diferentes “tipos” de Magia; blanca, negra, rosada, verde, etc. Será “blanca” si la intención del Mago o Maga es ayudar, apoyar y generar movimientos energéticos positivos. Será “negra” si la intención del Mago o Maga es dañar, destruir y generar movimientos energéticos negativos.
Finalmente, la Magia simplemente “es”, y dependiendo de las intenciones de quien la practique le daremos el calificativo para encasillarla.
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